Panamá, 25 de marzo de 2025.-Panamá vivió un fin de semana con actividades dirigidas a la promoción de los derechos culturales e inclusión, donde las familias asistieron y compartieron tres grandes producciones escénicas en distintos escenarios del país, regalando al público panameño un fin de semana cargado de emociones, historias y celebración que marcaron una agenda cultural donde el arte fue vehículo de encuentro y memoria.
El sábado 22 de marzo, en la ciudad de David, Chiriquí, más de cinco mil personas se reunieron en los estacionamientos del Federal Mall para presenciar “Maestra Vida, el musical de Rubén Blades”, una obra que ha recorrido el país dejando huella en cada función. Esta presentación fue aún más especial gracias al acompañamiento en vivo de la orquesta de Roberto Delgado, ganadora de 10 premios Grammy, e intérprete oficial de Rubén Blades a nivel internacional. Su ejecución impecable de cada una de las canciones del icónico álbum “Maestra Vida” elevó la experiencia a otro nivel. Risas, lágrimas, aplausos y coros multitudinarios convirtieron la noche en una verdadera fiesta de identidad, emoción y orgullo nacional.
Ese mismo día, en la ciudad de Panamá, el Teatro Anayansi del Centro de Convenciones Atlapa se llenó de emoción con la presentación de la obra “La Mala Racha”, protagonizada por mujeres privadas de libertad del Centro Femenino de Rehabilitación (CEFERE). Enmarcada en el programa de resocialización a través del arte, esta impactante obra permitió al público ver, sentir y reflexionar sobre la realidad carcelaria desde una perspectiva profundamente humana. Fue una noche conmovedora, donde las intérpretes recibieron una ovación que celebró no solo su talento, sino también su valentía y capacidad de transformación.
Mientras tanto, se puso en escena la obra “Ciudad de Piedra” que convirtió a Panamá La Vieja en un teatro vivo durante dos noches consecutivas, el 21 y 22 de marzo. Este espectáculo musical y temático sumergió al público en una experiencia escénica itinerante, donde la historia, la música y la tecnología se fusionaron para contar una narrativa ancestral cargada de fuerza e identidad. Los visitantes recorrieron el sitio patrimonial acompañados de sonidos, luces y actuaciones que resignificaron el pasado desde una mirada contemporánea.
Este fin de semana quedará marcado en la memoria cultural del país como una celebración del arte en sus múltiples formas, territorios y voces. Fue una muestra del compromiso, por la promoción de las actividades artísticas accesible, inclusiva y profundamente conectada con las realidades y aspiraciones del pueblo panameño.