Panamá celebra con devoción y alegría la Fiesta del Corpus Christi en diversas regiones del país, donde la tradición y la fe se entrelazan para dar vida a una de las manifestaciones culturales y religiosas más significativas del calendario nacional
Entre las comunidades que mantienen viva esta expresión de religiosidad popular están Chepo y Chilibre (Panamá), La Chorrera (Panamá Oeste), Natá, Penonomé y Antón (Coclé), Parita (Herrera), La Villa de Los Santos (Los Santos), Santa Rosa, Nuevo San Juan y San José (Colón), así como Garachiné (Darién).
Durante los ciclos del Corpus Christi, estas localidades se organizan con la iglesia y las autoridades, se llenan de color, música y danza. Las calles se convierten en escenarios donde danzantes y feligreses expresan su devoción con representaciones y rituales religiosos que se alternan con lo festivo y lo burlesco, en una celebración que aporta experiencias y asombro para todos los asistentes.
Reconocida por su valor cultural y espiritual, la Fiesta del Corpus Christi forma parte de las “Danzas y expresiones asociadas a la Fiesta del Corpus Christi”, inscritas en 2021 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Esta distinción internacional lleva un compromiso nacional que destaca la riqueza simbólica, religiosa y comunitaria de estas manifestaciones, que combinan teatralidad, música tradicional, máscaras artesanales y coreografías transmitidas de generación en generación.
Cada provincia aporta su sello propio a esta celebración que une identidad y devoción.
Las comunidades tienen similitudes y diferencias: Chepo, La Chorrera, Parita, Garachiné, Antón y La Villa de Los Santos representan la Danza del Gran Diablo, que dramatiza la eterna lucha entre el bien y el mal; en La Chorrera hay más de veinte agrupaciones que recorren comunidades y se cruzan entre ellas con sus vistosas representaciones durante un mes.
Natá honra al Santísimo con la resiembra de la danza de diablicos; Antón representa “La carta de la sentencia”, una variante de la cuarteada o cuarteo del sol que representan Parita y la Villa de Los Santos.
Penonomé recrea la construcción dela cruz entre diablos cucuá y diablos pañuelo, además de múltiples danzas y personajes infantiles como los cucambos y parrampancillos.
En Parita, la celebración comienza desde la víspera con la cuarteada del sol por los diablicos limpios.
Tiene también una variedad de danzas de distintos tipos de diablicos y danzas campesinas que culmina con los concursos de «doñas», personajes burlescos.
La Villa de Los Santos presenta un ciclo completo de celebraciones durante varias semanas. Sobresale la víspera, con la cuarteada del sol.
El día principal, al igual que en Parita, La Villa de Los Santos prepara alfombras con diseños religiosos y materiales naturales sobre las que desfilarán en procesión siguiendo a la delegación encabezada por el cuerpo de Cristo (Corpus Christi) guardado en la custodia. De sus danzas, todos esperan a los diablicos sucios, a la danza del gran diablo, la Montezuma, el Torito y el Zaracundé, entre otras.
En Colón, los Diablitos Sucios de Santa Rosa y Nuevo San Juan realizan danzas de cacería y ofrenda, mientras que, en la ciudad de Colón, los Diablos de Espejo rinden homenaje al Santísimo en la iglesia de San José con una variada coreografía de pasos provenientes del Corpus Christi de Escobal.
En Darién, la comunidad de Garachiné celebra al ritmo del repique de campanas y espera la representación ante las puertas de la iglesia entre el ángel y el diablo mayor de la danza de los Diablos de Espejo, que recorren el pueblo como guardianes de una fe ancestral.
El Corpus Christi en Panamá no es solo una fiesta religiosa, es una expresión viva de identidad, herencia y comunidad, que además fortalece espacios para el turismo religioso y el desarrollo sostenible.
Con cada paso de danza, cada indumentaria, cada máscara tallada y cada plegaria, el pueblo panameño mantiene viva esta manifestación en la preservación de sus tradiciones culturales.