Cuando yo era niña, recuerdo que me decían “del ballet no vas a vivir”,
La Danza es el arte de la expresión por el movimiento, y hoy constituye una profesión en Panamá.
Según Wikipedia, los primeros en reconocer la danza como un arte fueron los griegos que le dedicaron en su mitología a una musa, Terpsícore. Su práctica estaba ligada al culto del dios Dioniso y, junto con la poesía y la música, eran elementos indispensables de la tragedia griega. Esta cumplía la función de comunicar e integrar a la comunidad.
Sobre el Ballet Nacional de Panamá
En los años ´60 un grupo de bailarines decidió unirse para entrenar y nació la idea de formar una compañía profesional para Panamá. Esta idea la lideró la Primera Bailarina, Teresa Mann Q.E.P.D. La idea se concretó en 1972, con la primera presentación oficial en el gimnasio del Colegio Javier y en donde ella danzó como cuerpo de baile a los 15 años.
Posteriormente en el año 1970, con la creación del Instituto panameño de Cultura y Deportes, (INCUDE) surge el Ballet Nacional de Panamá, impulsado por el Prof. Jaime Ingram y el apoyo de la profesora Nitzia Cucalón de Martín.
Varias generaciones de bailarines han pertenecido al Ballet Nacional y muchos de ellos hoy son directores, maestros o dueños de academias. En la actualidad el Ballet cuenta con 17 bailarinas y 10 bailarines.
El baile es un estilo de vida que se reflejará por siempre en uno mismo, se puede constituir en la forma de vida de muchos panameños como es el caso de la Directora Ejecutiva del Ballet Nacional, Gloria Barrios y de los bailarines Pilar Vega y Edgar Santamaría.
Gloria Barrios y sus inicios
Desde los 9 años, Gloria se interesó por la Danza. A esa edad ya sabía que ese era su destino y su decisión para el futuro. A los 12 años entra como aprendiz al Ballet Concierto Universitario de la DEXA.
“En ese entonces mi familia era muy humilde y no podía pagar lo que yo necesitaba para bailar ballet, así que me aseguré de estudiar mucho para tener buenas notas y ser favorecida con becas y de esta manera podía bailar”
“Trabajé muy duro para que me dieran beca para estudiar ballet en Londres y gracias a la famosa bailarina inglesa, Margot Fonteyn, logré ir a festivales y concursos Internacionales en Cuba, Rusia, Japón, USA, Brasil, Perú, y en algunos gané medallas. Todo lo hice para poder cumplir mi sueño de dedicarme para lo que sentía que había nacido”, añadió Barrios.
Se puede vivir de la Danza
La profesión de bailarín requiere de mucha constancia, trabajo y disciplina. Por eso mismo y gracias al esfuerzo de “nuestros antecesores”, se ha logrado dignificar la carrera con salarios dignos. Además, la mayoría de los miembros del Ballet también enseñan en las academias de la ciudad, logrando de esta manera inculcar en la juventud el interés y la motivación de ver la danza como una profesión valiosa y reconocida, añadió Barrios.
Qué nos falta para ser considerado el mejor ballet del mundo
El Arte y la Cultura en general requieren de tradición, de arraigo en su gente. “En Panamá la danza está en nuestro ADN, y en el Ballet Nacional hemos logrado el reconocimiento del público por nuestro trabajo” señalo.
De la misma manera ya los ojos del mundo, conocen y respetan lo que se ha logrado. Ahora con un Ministerio de Cultura y su próxima sede en La Ciudad de Las Artes están dando pasos muy firmes hacia los objetivos siempre deseados afirmó.
Danza y amor –Pilar Vega
Pilar Vega descubre su amor por la danza a los 5 años en la Escuela Hamlyn en Florencia, Italia. Habla cuatro idiomas y sigue estudiando en la universidad, sin embargo, aún vive de su profesión como bailarina.
En marzo del 2011, después de haber tomado clases y ensayos ingresó al Ballet Nacional como solista. Se ha presentado en Francia, Suiza, Italia, Nicaragua y Perú con el Ballet Nacional y en El Salvador con su esposo en una invitación que les hizo la Universidad de Panamá.
Conoció a su esposo en el 2011, Edgar Santamaría en el Ballet Nacional, año en que contrataron a ambos.
“La danza me ha hecho crecer como artista y como persona. Nada puedo comparar con la sensación que me da bailar en un escenario y percibir la emoción del público” sostuvo la bailarina Vega.
Sobre la incorporación de niños a esta rama del arte, explicó que “Lo principal es que al niño/a le guste muchísimo la danza, así como la música y el arte en general, es la única forma de disfrutar sus logros y sentir verdadera satisfacción enfrentando esta carrera con mucha disciplina, sacrificio y entrenamiento.
Edgar Santamaría- “Amo lo que hago”
“Me inicié en la danza gracias a un familiar -Andrés Nieto- que ejercía el arte de la danza clásica profesional en Panamá. Una de las cosas que me impulsó a dedicarme a la danza fue el don innato de bailar. Mis primeros encuentros académicos los realicé en la Escuela Nacional de Danzas”, comentó Edgar Santamaría integrante del Ballet Nacional.
Relató que la danza es su estilo de vida, su profesión y su “trabajo». Haber sido bailarín contratado en el Ballet Nacional de Panamá, le ha permitido tener algunos empleos en escuelas privadas de danzas, y en otras ocasiones ha sido contratado para eventos privados, por ende “puedo decir que, si vivo de mi profesión”, acotó.
“He tenido la dicha de estar en escenarios internacionales compartiendo en distintos encuentros culturales” recordó Santamaría.
La mayor satisfacción que la danza “me ha dado es poder hacer lo que amo, conocer a la maravillosa mujer con la que hoy tengo una familia, y saber que la vida va pasando y que la danza me siga dando momentos tan lindos”, precisó.
La danza enriquece el espíritu de manera suave, enseña disciplina y se trabaja en equipo, transforma el alma y el cuerpo es la profesión de muchos artistas panameños como lo son: Solieh Samudio, Manu Navarro, Melissa Gaona, Yahir Castro, Andrea Díaz, Ana Lorena Boy, Carla Barsallo y Yair Castro, miembros del Ballet Nacional de Panamá que han traspasado fronteras y viven de su profesión. A todos ellos. “Feliz Día de La Danza”.