El programa de Educación Especial de la Red de Orquestas y Coros Juveniles de Panamá presentó este 26 de julio el concierto “La música es para mí”, una propuesta musical donde valores como la constancia, el amor y la dedicación fueron parte de los resultados mostrados en el escenario del Teatro Balboa y en el que estuvieron cerca de cien músicos.

Padres de familia, docentes e invitados especiales disfrutaron de un emotivo espectáculo en el que quedó demostrado que la música no conoce de discapacidades, no conoce diferencias, porque es una disciplina que une corazones, sentimientos y demuestra el poder como herramienta de transformación social y de mejoría de diagnóstico en las personas con discapacidad.

Este programa de La Red, fue creado en el año 2020 y actualmente atiende a más de 900 estudiantes a nivel nacional de Panamá Centro, Panamá Oeste, Panamá Este, Colón, Las Tablas, La Villa y Santiago que son atendidos por 17 profesores. 

El programa se divide en dos fases que son el curso introductorio en el que, a través de la estimulación musical, familiariza a los estudiantes con términos musicales básicos, reconocimiento de instrumentos y la segunda fase se realiza cuando los artistas ya están familiarizados a estímulos musicales y está compuesta por varias cátedras como percusión, violín, campanas, coro oral, coro gestual, hospitalaria y piano.

La programación incluyó la presentación de los músicos de cada una de las cátedras quienes interpretaron diversas piezas infantiles y populares, destacando la participación del talentoso niño Ismael Tenorio, quien dedicó sus letras a su padre, que es su motor inspirador. 

Durante el concierto testimonios como el de Jesús, Linda y Guadalupe refirman el compromiso de La Red de ser más que un proyecto social, sino un programa con grandes aportes al aspecto de inclusión de la sociedad, brindando la oportunidad a una población que busca ser visibilizados y considerados como personas de provecho para el país.

La gran noche finalizó con la participación de la Murga de Panamá y un contagioso Popurrí panameño en donde todas las cátedras se unieron en un gran ensamble demostrando que no hay diferencias entre las discapacidades y que el lenguaje musical une sus emociones